¿Salvando el Día? [Lucifer Verðandi]

por **Julieta Capuleto** Miér Oct 26, 2011 7:39 pm

Tenía que correr, ¡Maldición! Los guardias de Montesco me estaban siguiendo solo porque habia detenido a un tipejo el cual se aprovechaba de la miseria de la gente para hacer de las suyas... y despues de destruir propiedad privada y poner en su lugar al tipejo este... Los guardias me habian seguido y ahora tenia que correr por mi vida... ¡Tipico!
Antonio y yo, disfrazada como "El Torbellino Rojo" nos habiamos separado pues asi seria más dificil para los guardias atraparnos y los despistariamos, claro esta.
Pero por alguna extraña razon que no lograba comprender... todos los guardias se habian concentrado en mi y solo uno habia ido tras Antonio cuando esta estrategia nunca nos habia fallado. ¿Acaso sería porque el precio del Torbellino equivalia al quintuple de lo que cuesta la de Antonio?... Dios solo sabía porque esos malditos guardias me tenian una tirria enorme, solo sabía que si no corría... me iban a degollar para el final de la semana.
Me metí en un callejon en ascenso y empinado, con muchos callejones más brotando de él... quizás lograría escaparme si tan solo lograba despistarles....

por **Lucifer Verðandi** Miér Oct 26, 2011 9:31 pm

La noche había ya caído desde hacía ratos, por lo que el vampiro se preparó para salir. Aquella madrugada había “cenado”, por así decirlo, por lo que estimaba que no necesitaría alimento hasta dentro de unos cuantos días. Podría decirse que su “cena”, fue bastante sustanciosa, así, sin entrar en detalles. Muy, muy cómodo, se estiró y salió a la calle. Vestía, como de costumbre, pantalones negros y una camisa del mismo color, manga larga.

El vampiro alzó la cabeza hacia el cielo, todavía un poco aletargado. Había mucha más actividad que de costumbre en la ciudad. Era algo que no sucedía siempre, pero que Verðandi, gracias a su don, había sabido apreciar de vez en cuando. Supuso que sería el aclamado Torbellino Rojo. El idiota que hacía el ridículo e intentaba salvar a la ciudad de la miseria.
Inconsciente, se encogió de hombros. Mientras que Montesco no se metiera con él, le venía valiendo poco lo que sucediese a su alrededor. Así había sido hace trescientos años, así era ahora. Caminó por las calles con desgana, arrastrando los pies. No se sentía de ánimos para estupideces, pero tampoco para quedarse encerrado, así que… Manos a la obra, y a encontrar algo que le ahuyentara el aburrimiento.

Lucifer se deslizó entre callejones, cual criatura de la noche era. Y cómo no… Acabó topándose, ni más ni menos, con el causante de todo el alboroto entre los guardias. Aquel insensato corría sin fijarse por dónde iba, y había acabado chocando con el vampiro. Con un gruñido, Lucifer lo sujetó del brazo, impidiéndole la huida. –Serás imbécil… –Masculló, enojado. Fue entonces cuando lo notó. El vampiro enarcó una ceja y olisqueó al chico… O más bien a la chica que tenía frente a él. –Es una desgracia, sin embargo, que no haya forma de afeminar ese adjetivo… –Soltó, ya más tranquilo. La sorpresa había borrado todo rastro de disgusto, aunque no por eso la dejó de sujetar.

por **Julieta Capuleto** Jue Oct 27, 2011 1:18 pm

Voltee a ver por detrás de mí para ver si me seguían o no cuando sentí que chocaba contra alguien. ¡Mierda! Me tiraba un tiro si se trataba d eun guardía... si que lo haría.
-Tsk...-musite levemente al tiempo que sentia que ese "alguien" me sujetaba el brazo con fuerza, como garfios y voltee a verlo con indignación-¿Imbécil?-le mascullé realmente enojada por lo que me había dicho-Bueno, seré imbecil... pero tengo que salvar mi pellejo ¡Así que sueltamente ya!-le dije con voz autoritaria, sin preocuparme si quiera en fingir mi voz por la de un hombre; me habia dado cuenta que el tio este no era un guardia, y no iba a permitir que se inmiscuyera con mi escape. Escuché ruido detrás de mí y voltee a ver nerviosa, al tiempo de observar como unas sombras se alargaban por las paredes, demostrando que los dueños de estas estaban a punto de dar la vuelta y toparse con nosotros.
-¡Maldición! Muevete...-murmure quedamente al tiempo que lo arrrastraba conmigo en un oscuro callejon y nos pegabamos a ambos al fondo de este detras de unas cajas de cartón viejas, aguardando yo la respiración, con mis latidos a cien y rezando todo lo que sabía para que los guardias se fueran de frente y no entraran al callejon, pues no habiamos tiempo para seguir huyendo por culpa de "señor amargado" que me habia retrazado y quitado valiosisimos segundos, solos nos quedaba escondernos y rezar para que al menos no me encontraran a mí.

por **Lucifer Verðandi** Dom Oct 30, 2011 4:06 pm

Ah claro… Si estaba siendo perseguida. Lucifer enarcó una ceja y alzó la vista dándose cuenta de lo cerca que estaban los guardias. El vampiro rodó los ojos, aburrido. –No, no te soltaré. –Decidió. ¿Quién se creía aquella chiquilla para darle órdenes? –Por qué no… –Lucifer se vio interrumpido por la serie de empujones que la muchacha le dio para apartarlo, escondiéndolos a ambos entre cajas y cochambre. El vampiro inhaló aire, entre asqueado y sorprendido. ¿Cómo era posible? Pocas cosas podían tener la fuerza suficiente como para mover a un vampiro, y una de esas era otro vampiro… Un vampiro hembra, que se escondía de los guardias y utilizaba el apodo más ridículo que podía existir sobre la faz de la tierra… –Julieta. –Adivinó el mayor, enarcando una ceja. –Julieta Capuleto. –Con una sonrisa victoriosa, Lucifer pronunció el nombre completo de la destronada heredera. –¿Qué demonios haces aquí? – Inmediatamente, se posicionó sobre la muchacha, cubriéndola y soltando un gruñido. ¿Qué hacía? Pues defendía la casta vampírica, ¿no?, o alguna mierda parecida. Y es que a decir verdad, el mismo Lucifer se vio sorprendido ante su reacción. Reaccionó rápido, y a la vez, extrañado. – ¿Por qué no…? ¿Por qué no simplemente los matas? Así te ahorras la huida… –Decidido, Lucifer se levantó. No entendía el por qué de la ridícula humanidad de la muchacha. Ellos eran vampiros, por todos los cielos… Y huyendo de guardias. –Más patética, ¿no puedes ser? –Le reclama.

por **Julieta Capuleto** Miér Nov 02, 2011 3:54 pm

Cuando escuché los pasos cada vez mas cerca y vi fugazmente entre las cajas como los guardias pasaban por la entrada del callejón y seguian de largo, solo en ese momento me permití respirar nuevamente con alivio, ignorando la penetrante mirada del otro.
Estaba a salvo... momentaneamente, y aun tenia una fugaz oportunidad de huir de allí... y lo hubiera hecho, si no fuera por el maldito vampiro que aun se aferraba a mi brazo con una fuerza sorprendente, dejandomelo todo intumido. Voltee a verlo con mala cara justo en el momento que me arrinconaba contra la pared, cubriendome y gruñendo a la vez. Por todos los dioses.. ¿Me estaba protegiendo o atacando? ¡Este tipo esta rematadamente loco! Cuando dijo mi nombre, no pude evitar mirarlo con sorpresa, incredulidad... y despues con ira.
¿Es que acaso todo el mundo sabía de mí y de mi existencia? ¡Conrad me mataría si se enteraba de que no solo Tebaldo, si no ahora este sujeto sabía que Julieta Capuleto existía y que era el Torbellino Rojo, de pilón.
Le propiné un breve empujón para que se quitara de encima de mí y dejara de invadir mi espacio personal, para despues quitarme sombrero, antifaz y peluca, dejando que mi cabello oscuro cayera suelto en cascada por encima de mis hombros. ¿De que servía mantener el disfraz si ya sabía quien era?
-¿Porque todo el mundo sabe quien soy y ha agarrado de costumbre preguntarme por lo que hago como si tubieran derecho a ello?-le pregunte a su vez, sin mirarle si quiera y acomodando entre mis manos la peluca de Odín, pero cuando me pregunto por los guardías, voltee a verlo con seriedad-Porque son humanos y mi deber es no hacerles daño, no es culpa suya que tengan que seguir las ordenes de un tirano como Montesco... y no, no me gusta derramar sangre inecesariamente... no disfruto con ello, puedes llamarme patetica si quieres... pero sé respetar la vida ajena, a diferencia creo de tí