Buscando un momento de Paz (Elizabeth Maxwell)

Entré lo más silenciosamente posible en la iglesia, el crepusculo estaba cayendo y no habia nadie allí, ni si quiera el sacerdote que si no me equivocaba, acababa de ir a casa de un enfermo a untar los santos óleos. Solo estaba el pequeño monaguillo que deberia estar por alli escondido en el enorme lugar y mientras no me molestase... no había problema.
Tenía una hora aproximadamente antes de que el padre regresara y comenzara a preparar todo para su siguiente y ultima misa, la de la noche, antes de cerrar definitivamente las puertas de la iglesia.
Mire de uno a otro lado al tiempo que mis pisadas retumbaban en todo el lugar, de tan enorme y vacio.
Llegué hasta el pie del altar y me puse en rodillas, persinandome con la vista baja para despues levantarla hacia una de las estatuas de la gran Diosa, protectora de todos.
Llevaba, como siempre, puesta mi ropa de hombre y mi peluca para dejar de ser Julieta y convertirme en Odín, pero aparte de eso llevaba mi capucha que me cubria desde la cabeza hasta los tobillos y que debaja parte de mi rostro en las sombras.
Sé que es falta de educación y respeto entrar en un recinto como ese sin descubrirme el rostro y la cabeza, pero los rayos del sol poniente entreban de lado por los enormes ventanales y me sentía un tanto debil, debido a que habia estado todo el día bajo el sol, bien cubierta por mi capa negra, aun así los intensos rayos del sol debilitaban a los vampiros atraves de la gruesa tela aunque mi piel, gracias a eso, no sufria daño alguno. Aun asi me sentia debíl y sedienta y no queria arriesgarme a descubrirme, aun sabiendo de que los rayos del crepusculos no son tan intensos, tampoco deseaba una muerte repentina por la combustión automatica, pues ya tenia varios dias sin tomar ni una sola gota de sangre y no deseaba averiguar hasta cuanto tiempo podia soportar mi piel.
Me quede mirando la estatua de la diosa largamente mientras mis pensamientos se encontraban en otro lado y el sol lentamente se ocultaba tras al horizonte, tiñendo el cielo de un suave tono naranja.

No quería obsesionarme demasiado, pero no podía evitar el pensar en Alex; ¿Porque había desaparecido de esa forma tan arrepentida? Me preguntaba en mi cabeza. Tenía que salir de mi casa, mis padres me presionaban con las mismas preguntas de siempre.: "¿Estas bien Elizabeth?" "¿Porque no comes más?" "Estamos preocupados por ti, hace semanas que no pareces la misma"

Escape sin pensarlo demasiado; escape de ellos de aquella casa se había vuelto mi propio sepulcro.
Corrí hasta la iglesia, con la esperanza de que tal vez dios me ayude, y escuche mis plegarias. Nunca he perdido la fe en dios, por eso cuando puedo me escapo de casa me refugio en la iglesia si que nadie se entere.

Entre sigilosamente por un pequeño hueco, me quede hasta que cerraron la iglesia. De pronto las pasos de una joven, hizo que me girase para contemplarlo por unos segundos. Parecía estar luchando con algo, su piel era tan pálido y espectral. Me santigüe mirando al cristo en la cruz. Rezando para que encontrase las respuestas a mis preguntas; aunque no estaba segura de que las encontrase allí. Exhale un suspiro, me levante para irme, pero vi aquel chico, parecía débil a punto de caer. Me aproximé a el le pregunte, para salir de dudas -¿Estas bien?-le preguntó, alzando una ceja. De más cerca parecía más pálido "¿estará enfermo?" aunque no estoy segura de eso. Baje mis ojos, negué con mi cabeza. -Lo siento, no quise interrumpirte en tus oraciones. -me disculpe, para irme a ver a monaguillo que cerraba la puerta pesada de madera. ¡OH¡ me quedado encerrada, no puedo ser ¿Qué hago ahora?

Seguía concentrada en mis oraciones cuando sentí la precensia de alguien más... decidí no darle importancia la asunto y mientras no me molestara, todo bien.
Cuando se acercó a mi y me pregunto si me encontraba bien, levante parcialmente mi rostro para con la joven, con mi rostro aun cubierto por la capucha y le mire con curiosidad.
Al parecer mi debilidad se dejaba traslucir demasiado, pues ella se habia percatado de mi estado y estaba segura que no se trataba de ningun lycan ni de un vampiro, no notaba aura ninguna... solo su delicioso aroma de sangre humana fresca.
Arrugué levemente la nariz y de un agil movimiento me aparte, sin atreverme a descubrirme de mi capa y la mire desde la distancia.
-Si, estoy bien-dije con voz grave, denotando así que estaba en mi personaje de Odín.
Un ruido sordo retumbo por todo el recinto y voltee a ver instintivamente hacia la puerta, mirandola totalmente cerrada
-Imposible...-mascullé entre dientes al tiempo que corría para la entrada y forzarla sin exito alguno.
¡Se suponía que aun faltaba la misa nocturna! ¿Porque el sacerdote habia decidido brincarsela y cerrar?
No lo sabía... lo que si sabia era que estaba encerrada con una humana y yo estaba totalmente hambrienta...
Esto no podia ser bueno.
Voltee a ver a la muchacha con mi rostro ya descubierto, pues al momento de correr hacia la entrada la capucha que cubría mi rostro habia caido hacia atrás. La mire directamente a los ojos, quedando completamente tensa y agazapada en la puerta, con temor no de ella, si no de mi misma por si le hacia algun daño.

off: Julieta para poder salir a las calles se disfraza de chico de nombre Odín, ahora esta como chico xD

Giré al escuchar la voz de aquel joven que había resonado en la iglesia; se precipito antes de que las pesadas puertas se cerrasen pero ya era demasiado tarde. Miré al chico algo dentro de mi me decía que estaba en peligro; llamarlo instinto. -si, estamos atrapados. -me gire para cubrirme con la capa que se había caído le mire con algo de terror.

Camine muy deprisa para ocultarme donde fuese, porque sabía que algo malo iba a pasarme si me quedaba mas tiempo a su lado. El sudor resbalaba mi rostro me estaba impacientado, empezaba a tener mucho miedo. -¿Por qué me pasa esto? -miré que se acercaba unos pasos, me gire con brusquedad perdiendo el equilibrio me torcí el pie. -malditas escaleras -musite mirando al joven que me daba cada vez más miedo -no se acerque más, o me obligare a gritar fuertemente. - no se de que serviría las amenazas estaba atrapada me iba a pasar algo; maldita mi suerte porque tenía que pasarme a mi todas estas desgracias. Acaso el destino es tan cruel que solo desea mi muerte.

off: por eso he editado, perdoname cielo!!

La mire sin darme cuenta de que lo hacía y enarque las cejas con sorpresa al ver su reacción. Claro, habia humanos que eran muy intuitivos y que podian presentir el peligro cuando estaban en su precensia.... sin embargo dudaba mucho que supiera que era yo en realidad, y aunque realmente me moría de sed no sería capaz de lastimarle.
Dí unos cuantos pasos estirando una mano a manera de retenerla pero salió huyendo, tropezandose con un escalon por lo que frunci el ceño y la mire de soslayo, entre sorprendida, preocupada y... no sabía con que otro sentimiento la miraba.
Lo que me quedaba muy en claro era que no necesitaba de mi ayuda para lastimarse, eso seguro.
Camine lentamente y de forma galante hasta con ella y me puse en cunclillas y con una sonrisa amable, la mire.
-Tranquila, no te haré daño...¿Estas bien?-mi voz fue lo más suave posible para no intranquilizarla, despues mire por encima de mi hombro hacia las puertas cerradas-Tendremos que buscar una manera de salir de aquí y poniendonos histericos no lograremos solucionar nada... ¿De acuerdo?
Tragué saliva, ignorando el hermoso aroma que emanaba de todo su ser y preocupandome más por encontrar una salida, para no cometer algo de lo que despues seguramente me arrepentiré