Live forever in my mind (Alessandro Bellomo)

por **Lucian Bélador** Sáb Feb 18, 2012 3:08 am

*Me escabulí de la posada, que ocupaba temporalmente, alcanzandoa ver la muerte de los últimos rayos de sol... Era un instante del día que simplemente me maravillaba, esos segundos gloriosos en que el cielo de NeoVerona se teñía de sangre, cual si fuera el fiel reflejo de su propio destino... La luna aún no brillaba en todo su esplendor, pero su silueta se dibujaba con claridad, anunciando la llegada de la inminente tiniebla, que abrigaba a mi especie: Los merodeadores nocturnos... los que haciamos de la tibia sangre que le daba vida a los seres, nuestra propia fuente de sustento... Quizás eso era lo que me había llevado casi por instinto hasta aquel sitio... Cierto... podía paladear mi garganta seca a la espera de que el dulce y cálido nectar de vida ajena, me proporcionara la satisfacción tan ansiada... la única que podía apagar la sed que osaba tenerme por víctima... Víctima yo? Lucian jamás era la víctima... era el predador... el ansioso felino que acechaba, silente, a su presa, para abalanzarse sobre él cuando menos lo esperara... Adoraba esa parte de la cacería... adoraba tener a mi víctima a mi merced, debatiéndose ante el temor frente al sufrimiento y la muerte... y esa cálida sensación que los embarbagaba al saber que una criatura de magnánima belleza, como la que yo derrochaba, los había escogido... Porque esa era otra gran verdad... sabía escoger muy bien mi alimento... solo unos pocos elegidos gozaban del placer de ser mi alimento... de servir a mi supervivencia... Desde luego que no podía, sino, ser llamado privilegio... ya lo era el hecho de ser tocado por mis manos... que mi cuerpo reclamara a otro en súblime deseo urgente, era mucho más de los que muchos podían, siquiera, atreverse a soñar... pero al parecer se me daba muy bien lo de realizar algunos sueños...
Me encantaba divagar sobre la satisfacción que brindaba mi existencia... como podía convertir en placer, aquello que, viniendo de otros ejemplares de mi especie, no hubiera sido más que horror en su estado más puro...
La iglessia parecía un buen sitio para encontrar algún alma atormentada que se entregara a mi en sumisa devoción...*

-Así que a ti te ruegan piedad... Es adorable y respulsivo, a un mismo tiempo, pensar en cuanta gente ilusa respira mi mismo aire...

*suspiré cansado, sentándome en una banquina... después de todo, por muy fiel que quisiera aparentar ser, jamás me arrodillaría ante nada ni nadie... ni siquiiera por una fachada necesaria...*