Is in the wind.... [Julieta]

Amanecía en NeoVerona y con las primeras luces los ojos de la hechicera se abrieron de par en par. Respiró profundo y sintió como el aire impregnado con esencia a primavera y cítricos llenaba sus pulmones. Sus ojos se abrieron libre de cualquier gesto de pereza y se puso en pié caminando hacia el pequeño arroyo que se encontraba en sus inmediaciones. Aún desnuda, pues así le gustaba dormir, se sentó a orillas de éste. Una leve brisa se sintió en aquella habitación y una hoja cayó en espiral desde un árbol cercano, entonces Ophelia pareció interesada en observar las ondas que esta creaba. Abrió su cuerpo y alma a la naturaleza y dejándose llevar escuchó la voz del viento.

La hechicera se vistió como cualquier otra campesina de la época y envuelta en una capa se decidió a salir de NeoVerona. El viento le había dicho que debía encontrarse en el campo antes del mediodía y que, si quería llegar a tiempo para presenciar lo que sucedería, debía partir ahora mismo. Tiempo después, y cansada por el viaje, decidió sentarse sobre el pasto. ¡Como le incomodaba usar zapatos! Se los quitó de una vez, pues ya estaba lejos de las calles pétreas. Y sin pensarlo dos veces se tendió sobre el pasto cerrando los ojos. Ella sabría cuando abrirlos.

Logré safarme de las garras de Conrad y los demás... aunque me daba un poco de pesar no estar con Antonio, pues Conrad lo había castigado por "exponer la seguridad de Odín" hice una mueca mientras caminaba por entre la interminable vereda que atravesaba el bellisimo campo, a las afueras de la ciudad de NeoVerona. Ni si quiera Antonio podía saber que yo era una mujer... ni si quiera yo comprendía la importancia de mi seguridad.
Mire el flequillo de mi peluca de color oscuro que cubria parte de mi frente y lance un resoplido. Me molestaba tener que vestirme de hombre y fingir una personalidad que no era... al menos me habia negado rotundamente a cortar mi larga cabellera, Cordelia desde que eramos pequeñas siempre adoro cepillarla para mí y no podia permitir que me la cortaran... asi que tenía que usar peluca del mismo color de mi cabellera y debía vestir ropa de hombre... aunque esto ultimo no era tan desagradable, la ropa de hombre era mucho más comoda...
Levanté la mirada al cielo mientras que una brisa muy agradable acariciaba mi piel, el día estaba despejado por lo que no podría estar mucho tiempo bajo el sol si no deseaba morir combustionada allí mismo.... aunque fuera un dia sumamente agradable.

off: en esos momentos esta vestida como Odín, es que para que los Montesco no la encuentren, desde pequeña ella ha tenido que fingir ser hombre y ese hombre es Odín xD

La piel caucásica de Ophelia parecía no sufrir ningún daño bajo el ardiente sol, ni pequeñas burbujas, ni quemaduras ni enrojecimientos. Su cuerpo era uno solo con el medio y recibía cada partícula de energía en su interior, estaba lista para hacer fotosíntesis de haber sido un organismo vegetal. Entonces la brisa sopló y trajo consigo un aroma peculiar, sus ojos se abrieron de par en par pues sabía que era el momento indicado para ser atenta con lo que ocurría alrededor.

Se puso en pie y guardo los zapatos en una canastilla hecha de palitos de madera, siempre que salía a “dar un paseo” la llevaba consigo para no tener que cargar con sus zapatos. Luego de sacudirse los restos de pasto de encima se acomodo la capa, la cual era completamente blanca para que reflejara la luz solar. Sintió la tierra bajo sus pies y respiro profundo, se estremecía.. Se estremecía y nada había por hacer mientras no lograra dar con el sacrificio.

Miró al cielo e imploró a la Diosa que le ayudase o que al menos le diese una pista de donde se encontraba Julieta Capuleto. Aún no era capaz de verla pero esperaba hacer algún contacto con ella en algún momento, así fuera por accidente. Al observar una cabellera oscura supo la razón por la que estaba allí y sin esperar más se arrodillo a besar la tierra. El olor que la brisa había traído era el de los Capuleto. Quizás aquella persona sería de ayuda, se acerco. En un abrir y cerrar de ojos se encontraba a espaldas del desconocido.

-Si permaneces mucho tiempo bajo el sol te quemarás….- dijo en un susurro la voz tras la capucha blanca que cubría mitad de su rostro.

Me quedé alli embelasada, mirando al cielo el pasear de las nubes mientras que el viento seguia acariciando mi tersa piel y los rayos solares calentaban todo mi ser, cierto era que no podía estar mucho tiempo al sol... pero no era una sensación desagrable del todo. No pude evitar dar un ligero brinco de asombro y susto al escuchar una voz a mis espaldas y rapidamente me giré para ver al dueño de la voz... de una voz tersa y suave, aguda como la de una mujer, que tranquilizaba a los más desesperados pero que a la vez tenía un ligero timbre desconcertante que te hacía estar incomodo. La silueta estaba cubierta por una capucha y ladee la cabeza curiosa mientras pensaba cómo le habia hecho para acercarse tanto sin que mi oido desarrollado lo hubiera percatado.
-Lo sé, pero me olvide de la capucha en casa-musité en un susurro levemente malhumorado, no necesitaba decirme lo que ya sabía

Como arena por el mar, Ophelia se dejo arrastrar por el viento hasta quedar a escasos pasos del joven. Le observó detenidamente e incluso se puede decir que le olfateaba, no es que su condición de inmortal le diera alguna clase de súper olfato sino que su corazón estaba conectado a la naturaleza y por tanto podía comunicarse con ella. El cuerpo de la bruja yacía inmóvil ante Odín, como si nada de lo que pudiera hacer le inmutara y ella sólo sonrió airosa pues se sabía poderosa.
-Quizás quieras que te preste la mía- dijo con una amabilidad sincera pero después de todo sólo buscaba aprovecharse.

Ophelia no se sentía bien teniendo que hacer gestos interesados como aquel pero la meta valía la pena. Primero la tierra, luego ella y finalmente los demás; pues si la tierra dejaba de estremecerse ella estaría bien y no tendría que volver a dañar a nadie. Todos serían felices, incluso la Diosa Madre.

Trate de echar un vistazo aunque fuera fugaz por debajo de la capa de la muchacha... o al menos creía que se trataba de una mujer, aunque algo en ella me inquietaba de sobremanera... Su precensia provocaba sentimientos contrarios dentro de mi: paz y miedo, bienestar e incomodidad. Y no sabía por cual de esos sentimientos sentirme más inclinada.
Di un paso hacia atrás mientras negaba levemente: ser cauto sería lo mejor, si Conrad se enteraba de esto... rodarían cabezas, y no precisamente la de la chica que tenía frente a mí.
-No... no, muchas gracias-carraspe levemente para hacer que mi voz se escuchara más segura de lo que realmente me sentía-No duraré mucho tiempo aqui, solo venía a echar un leve vistazo para pensar... ya pense, ya me voy a retirar....Di un paso hacia adelante, haciendo amago de regresar por donde había venido, pero algo me decía que esa "chica" no me dejaría ir tan facilmente...

Ophelia notó que el supuesto muchacho, al menos eso parecía porque su voz no era muy viril, se encontraba algo angustiado. Una vieja bruja como ella no necesitaba de mucho para leer los gestos de los mortales e inmortales. Una ligera pero tétrica sonrisa se asomó en sus labios en el justo momento en que los ojos curiosos se asomaban. Las manos pálidas hicieron a un lado la capucha dejando al descubierto la melena dorada y el rostro de la mismísima muerte.

Entonces, de súbito, Ophelia profirió un profundo bostezo y se estiro con tal pereza que hubiera parecido que no había dormido en toda la noche. Se apartó un mechón del rostro con la mano y espero el momento propicio en que el muchacho pasó a su lado para tomarlo de la muñeca. Un agarré suave pero firme, no espero respuesta para demandar.
-Dime tu nombre, Capuleto... He escuchado al viento…- por segundos su mirada pareció perderse en el vacío.

Dios, no pude evitar dar un leve gemido y temblar levemente al ver su rostro: un rostro completamente divino... perteneciente de los dioses mismos; pero a la vez terrorífico. Hice una mueca... ¿quien sería esta tía?
Quice seguir con mi camino y, ¿Para que negarlo? Ahora tenía motivos de sobra para apresurar el paso, lo cual hice... aunque cuando ya respiraba de alivio por el hecho de que me dejaría marchar, me tomo del codo deteniendo mi marcha de forma aabrupta y no pude evitar lanzar un leve gemido de desesperación y miedo, voltee a verla por encima del hombro con el miedo reflejando mis ojos. Por lo general era bastante valiente, me enfrentaba con toda la guardía capuleto como el Torbellino Rojo para liberar la opresión de pueblo de NeoVerona... pero ahora no llevaba conmigo la capa y el antifaz y no sabría explicarlo, pero habia "algo" que provocaba que todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo se pusieran a mil.
-¿Yo? ¿Capuleto?-rei nerviosamente-No, no, no... creo que me estas confundiendo... mi nombre es Odín, solo Odín-sonrei disimuladamente.
"Eso... demuestrale que no tienes miedo... distraela y busca una manera de huir de allí"-me dije a mi misma, pero no llevaba mi espada conmigo y las probabilidades de escapar eran nulas... ¡Pero si solo era una chica como yo! ¿Porque me sentía tan inferior entonces?

La sonrisa de la hechicera se desvaneció, no había sido su intención infligir el temor de aquella forma en la criatura en frente de ella. Quiso decir algo pero los balbuceos del joven a su lado no se lo permitieron, decía no ser un Capuleto pero ella no podía confiar en eso. Quizás era uno de aquellos que protegían al sacrificio, no ganaría nada asustándole, le soltó. Una expresión de dolor se dibujo en su rostro durante el tiempo que ocupa un parpadeo y finalmente le miro con una expresión completamente fría. Esos segundos habían sido cruciales, claramente para un vampiro no los hubiera pasado desapercibido tal como un humano lo haría.
-No tengas miedo, no es necesario… No soy tu enemiga Odín, no deseo hacerte daño pero los tuyos tienen algo que me pertenece- se refería a la ofrenda para la Diosa-. Y deseo recuperarlo para que así el cielo y la tierra descansen.
Su voz profética se escucho clara y fuerte, más de lo debido gracias al súbito silencio, y es que en ese momento hasta el viento mismo pareció detenerse sólo para que el joven Odín pudiera escuchar bien las palabras de Ophelia. Miró al cielo pensando que quizás, sólo quizás podría llegar a juntarse con ellos como un semejante si convencía al Capuleto y sus ojos se posaron sobre los ajenos.

Me muerdo el labio mientras trato de pensar algo rapido... cualquier cosa, una minima oportunidad. Cuan grande es mi sorpresa al ver como de subito me suelta y una expresion de dolor cruzo por su rostro en milesimas de segundo... pero su expresion se hizo tan fria y pasible que no sabia si realmente eso habia sucedido o solo se trataba de mi mera imaginación.

-Yo...-no es quee me hubiera asustado en sí, pero habia algo en ella que no me agradaba para nada y si era sincera conmigo misma, apesar de siempre estar en busca de aventura y alli mismo se me estaba presentando una, no tenia ni una sola gana en descubrir el porqué me hacia sentirme así-¿Qué cosa es esa que los Capuleto le han quitado?-le pregunté sin poder evitar ser curiosa al escuchar eso y sin preocuparme en seguir fingiendo no ser Capuleto o fingir ignorancia respecto a ese tema... ¿Qué sería aquello? No lo comprendía...

-Peque Odín, tienes tanto que aprender... Desde luego aquello que tienen Los Capuleto es un regalo... un regalo que debo darle a mi madre para que pueda ser felíz...- sus ojos, vidriosos pero fríos a su vez le miraron fijamente y seguramente el supuesto muchacho se daría cuenta que estaban vacios. Ni un solo ápice de sentimiento, emoción o recuerdo alguno... Era como ver dentro de un pozo sin fin aunque con aguas -de una claridad impresionante- igualmente profundas y aquello no lo hacía menos aterrador.
-Dime Odín, me pareces bastante guapo, ¿Tienes novia?- la rubia se mostros curiosa, dispuesta a ponerle las manos encima de forma lujuriosa si de esa forma lograba sacar aldo. ¿Que muchacho de esa edad se resistía sexualmente a una mujer que se les insinuace? El que lo hiciera tendría que tener mucho miedo de su padre.

Enarqué una ceja cuando dijo aquello, detestaba que me llamaran "peque" y no pude evitar lanzar un leve murmullo de exasperación. ¿Qué sería aquello tan "Valioso" que nosotros teniamos y que ella necesitaba con tanta urgencia para darselo a su madre? Voltee a ver al cielo mientras meditaba sobre aquello hasta que la chica volvió a llamar mi atención y voltee a verla, haciendo que tragara saliva y diera un paso hacia atrás al ver su mirada.
Dios mio... sus ojos... sus ojos daban miedo, no expresaban absolutamente nada: ni sentimientos, ni emociones, ni pensamientos... nada, si era cierto que los ojos eran el espejo del alma, entonces ella no tenia alma en absoluto. Pero apesar de que sus ojos me provocaron un leve estremecimiento que me recorrió toda la columna, apesar de eso sus ojos eran de un color tan claro... tan... antinatural, que jamás podrían pasar inadvertidos y podían conciderarse bonitos, si no contabas el hecho de que estaba completamente vacios de sentimientos.
Sin embargo en esos momentos era lo ultimo que me preocupaba, Me acababa de preguntar si tenía novia... ¡Novia! ¿La tía acaso ligaba conmigo? Tragué saliva nuevamente pero esta vez no fue por miedo, si no por los nervios que me provocaba toda aquella situación, se me estaba escapando la situación de las manos.
-¿N...novia?-pregunte con la boca reseca al tiempo que ladeaba levemente la cabeza, mitad para buscar una salida rapida, mitad para no tener que verle el rostro y mantenerme "apartada" de esa manera de ella. Dí un paso hacia atrás instintivamente cuando ella se me acercó y negué levemente, no podía creer que esa mujer me conciderará guapo-Yo... creo que no...-sacudí la cabeza con más energía-No, no tengo-dije esta vez sin vacilación-Y no planeo tener ninguna...

Una prueba clara de los “grandes” atributos sociales que caracterizaban a Ophelia, quizás su plan hubiera dado resultado si no se hubiera mostrado de una forma misteriosa y sospechosa desde un principio. Y es que ella estaba el gen de la extravagancia sumado, claro está, a los otros aspectos que rodeaban su formación interpersonal. Ophelia consiguió causar la reacción que esperaba; el supuesto chico con voz extraña, facciones andróginas, la rechazaba, ya no le parecía tan masculino como antes. Y ningún homosexual de la época se pondría en riesgo, tomando en cuenta que esto le podía costar la vida, demasiado escandalosa y muy poco profesional para su gusto. Ophelia pareció desistir de su coqueteo y sus ojos se llenaron de cierta desilusión; no porque Odín le hubiese rechazado sino porque el disfraz de la Capuleto no lograba engañarle, Odín no era precisamente un hombre pero en su mente –la hechicera- sólo podía pensar que era una Capuleto importante a la cual querrían cortar la cabeza y obligada a si misma a disfrazarse como un chico.
-Ya veo… Entonces eres homosexual… Lo siento, no ha sido mi intención exponerte, chico tímido - y sin mucho más que decir se disponía a salir de aquel campo, sonriéndose a sí misma al saberse victoriosa.

Abro los ojos como plato y me quedo en shock al escuchar las palabras de la chica que me hacia sentir incomoda y no puedo evitar dar un paso para atrás mientras los colores me suben al rostro.
-¿Homo... homosexual?-era un termino que no se usaba tan publicamente, pues no era bien visto en la sociedad... además, no era que fuera homosexual, si no todo lo contrario... no era mi culpa que fuese obligada a pasar por hombre para protegerme de algo que ni si quiera sabía qué-¡Claro que no!-exclame en voz alta y completamente nerviosa-Es decir... claro que me gustan las chicas...-me aclare la gargante e hice una mueca de dolor, de tan solo decir semejante mentira... de hecho, si me gustasen las chicas si que sería homosexual-Es solo que concidero que tener una novia es demasiado complicado-le observo de manera desafiante, retandole a que me contradijese

La hechicera se detuvo escuchando sus palabras, esto sí que era interesante, se dijo. Negó con la cabeza “dándose por vencida” y volteo hacia la criatura disfrazada para dedicarle una misteriosa sonrisa que expresaba lo muy complacida que se encontraba con la situación. Desde luego Ophelia pretendía hacerle saber sus reales emociones en aquel momento, no tenía razón alguna para ocultarlo.
-Las mujeres somos entes complejos de la naturaleza y, muchas somos, expertas en el arte del disfraz. Mientras otras simplemente se esconden en las faldas de sus guardianes y escoltas.
La hechicera se cubrió el rostro con la capa una vez más y se puso en camino a NeoVerona una vez más. Aquello definitivamente había sido interesante, jamás imaginó que pudiera ver a un Capuleto reaccionar de esa forma pero estaba segura de algo y era que esa chica conocía a su presa. Quizás fuera una conocida, su mejor amiga o quizás una hermana pero sea quien fuera, tenía ese olor característico en ellos y actuaba de forma sospechosa.

Abrí los ojos totalmente anonadada por la respuesta de la mujer y la vi marcharse sin atreverme a decirle nada ya, pues concideraba que ya era mejor tenerla totalmente alejada que cerca de mí... no lo sabia, habia algo en esa chica que me causaba escalosfrio... como si supiera quien era yo y se deleitaba jugando conmigo por eso, y a veces como si realmente no supiera quien soy.... ¡Dios! esto era demasiado complejo para analizarlo a la luz del sol. Voltee a ver al cielo cubriendome parcialmente los ojos con la mano para hacerme sombra y ver la posicion de este en el cielo azul despejado, despues de que la mujer se habia ido en dirección hacia la ciudad y habia dejado un ambiente tranquilo, muy distinto a la atmosfera que me habia encontrado cuando ella aun estaba presente.
El sol ya estaba en su punto máximo y si no me daba pronto y me resguardaba, seguramente moriria en combustión,. pues ya comenzaba a sentir la comenzón en la piel. Con paso veloz fui hacia un grupo de arboles buscando su refrescante sombra y de alli algun lugar temporal donde pudiera resguardarme mientras el sol se ocultaba...
Ya estaba comenzando la sed calar en mi garganta.....